¡Continuamos con la saga de las Leyes de UX! Hoy, veremos una que es desconocida para algunos, pero es bastante útil y su origen es demasiado interesante: la Navaja de Occam.
¿Qué es la Navaja de Occam? Usos y aplicaciones
William Ockham, filósofo y teólogo inglés del siglo XIV, es conocido por sus contribuciones a la lógica y la filosofía política. Entre sus obras más destacadas se encuentra «Summa Logicae», en la que desarrolló su teoría del conocimiento y la lógica modal.
Además, Ockham es reconocido por el principio que lleva su nombre, conocido como la «navaja de Occam» o el principio de parsimonia. Este principio dicta que, cuando se presentan varias hipótesis para explicar un fenómeno, se debe seleccionar la explicación más simple y que requiera menos supuestos. En otras palabras, si dos explicaciones dan cuenta del mismo fenómeno, la más sencilla es la más probable de ser correcta.
Ockham también fue conocido por su defensa del nominalismo, una corriente filosófica que sostiene que los objetos y conceptos abstractos no existen como entidades independientes fuera de nuestra mente, sino que son meras etiquetas que utilizamos para referirnos a agrupaciones de cosas similares. Esta teoría tuvo importantes implicaciones en la filosofía de la ciencia y la ontología.
En resumen, William Ockham fue un pensador influyente en la Edad Media y su principio de parsimonia sigue siendo utilizado en la actualidad en diversas disciplinas científicas, desde la física hasta la biología y la psicología.
Menos es más
Según la Navaja de Occam, las cosas esenciales no deben multiplicarse si no hay necesidad. Hazlo simple.
Cuando hablamos sobre la experiencia del usuario (UX), es fundamental analizar cada elemento presente en la interfaz y descartar aquellos que no son esenciales, siempre y cuando esto no afecte la funcionalidad general. En este sentido, es crucial tener en cuenta los principios de usabilidad de Nielsen, que establecen la importancia de un diseño minimalista para una buena experiencia del usuario.
El diseño minimalista se basa en la simplicidad y la claridad, eliminando elementos superfluos para centrarse en lo esencial. Esto permite que el usuario se concentre en la tarea que desea realizar sin distracciones innecesarias, lo que se traduce en una mejor experiencia de uso.
Los principios de usabilidad de Nielsen incluyen otros aspectos importantes, como la facilidad de aprendizaje, la eficiencia, la memorabilidad y la satisfacción del usuario. Al aplicar estos principios en el diseño de una interfaz, se puede mejorar significativamente la experiencia de uso y lograr que los usuarios se sientan cómodos y satisfechos con la plataforma.
Está buena la explicación, pero… ¿Cómo aplico esto a mi PYME?
Según el estudio de Joe Harrison, especialista en diseño digital e interactivo, las grandes marcas tienen variantes que se adaptan y modifican en función del escenario. Poco a poco, se van simplificando, pero son igual de reconocibles en las interfaces.

Analicemos los ejemplos. En el caso de Coca-Cola, el logo estaba muy cargado y tenía varios elementos que, si bien hacían a la marca reconocible, era poco práctico para los sitios web y las aplicaciones. Poco a poco, cambiaron hasta que sólo quedó Coke. La marca sigue siendo reconocible, pero el diseño simple la hace más versátil para las interfaces.
El caso de Chanel, es menos rebuscado. Intentaron una serie de variantes de una manera sutil y elegante, hasta dejar sólo el isotipo reconocible de la marca.
Por su parte, Nike ha jugado más con el tamaño de la marca en sus interfaces, hasta colocar sólo el símbolo que la define y cualquier persona puede distinguirlo de las demás.
Además, tenemos el caso de Bang & Olupsen que ha tenido variantes interesantes, pero sigue la misma tendencia de los demás ejemplos, algo que los usuarios agradecen al visitar su sitio web oficial.
Finalmente, tenemos el caso de Disney. Podemos ver con claridad que, según el dispositivo, el logo se simplifica, conservando su esencia al momento de visitar la página web.

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